Un tributo, El futuro y Los perros
Sofía de la Vega
Inédito de poesía
Sofía de la Vega nació en San Miguel de Tucumán en 1993. Es Profesora de Letras y becaria doctoral del CONICET. Organiza el Festival Internacional de Literatura Tucumán (FILT) desde 2015. Participó de la primera residencia para poetas jóvenes en el Festival Internacional de Poesía de Rosario (FIPR) en el 2017. Publicó dos libros de poesía, Blancas y plateadas (Ediciones Neutrinos) en 2018 y en España La idea es vivir cerca pero no encima (Ediciones Liliputienses) en 2019. Actualmente vive en la ciudad de Buenos Aires.
Un tributo
Cinco perros en una esquina
apuntan el hocico al sol con los ojos cerrados.
Cuántas veces vi esa escena
en colectivo, en auto, con amigos.
Sin embargo, ahora que estoy abrazando a papá
por la espalda y andamos en moto cruzando los andurriales
me conmueven estos pequeños monjes.
La moto avanza despacio
y la ciudad es grabada por una cámara super 8.
El agua estancada se llena de diamantes
y no puedo creer que un charco refleje
lo que a veces pienso de este hogar.
Un gato sale disparado mientras un niñito
sentado en el escalón de su casa
tira piedras buscando un sonido.
El trayecto es corto
me prometió un viaje por el cerro
«otro día».
Papá siempre lo supo.
Cruzó la cordillera en soledad
venció el viento y llegó a Tierra del Fuego.
No salió en las noticias.
Me doy cuenta de nuestro secreto:
él también ve a los monjes
los diamantes
ve el gato traicionero
que quiere meterse en nuestras ruedas.
El invierno llena los árboles de limones
los changuitos saltan a su alrededor como un tributo.
Deseo participar pero me contengo
hicimos un pacto de inacción
para conservar la belleza.
Ya es de noche y papá de pronto acelera.
Los espejos de los autos
me muestran a una muchacha muy fuerte.
Tengo miedo, cierro los ojos como los perros
ya no contemplo
me estoy escapando.
El futuro
Soy una planta de balcón
lista para caer
en el cemento caliente.
Las circunstancias
prepararon el desborde.
No soy la poeta del litoral
que mira el río y se tranquiliza.
Estoy en busca de imágenes:
hombres de ojos rojos
recogen frutas inmaduras al pie del cerro,
dos yeguas hacen el amor en la ciénaga,
mellizos juegan con la ropa de sus hermanos difuntos.
¿Qué quieren decir las señales de esta ciudad?
Siempre supe que era parte de otra cosa,
mi tono es anticuado y viene del futuro.
Experimento brotes de amor casi a diario
y miro cómo todos los perros
son hermosos cerca tuyo,
¿alguna vez podré tocarlos?
¿Son ellos a quienés sigo?
Todavía estoy lejos
pero arriba
o abajo
nunca a una distancia horizontal.
Pelando papas sobre mi estómago
siento piedras que caen a los pies
una foto de mis padres en la cabeza.
Por la tarde, salgo al balcón
y barro lo que queda.
Los perros
Los perros te ladran cuando pasás cerca de los portones.
Nunca te gustaron, ellos nunca te quisieron.
Por eso no avanzás o no me mirás.
Los perros tienen el mejor manejo emocional que vi.
Me dominan, soy su súbdita.
Contame lo que sentís ahora que volviste
y que nos damos un abrazo torpe y feo en una esquina.
Hablás mucho pero ahora estás callado,
te sentís pesado, lleno de lenguaje
como si tradujeras subtítulos por internet.
A veces necesito de una manada de perros personales
para que dominen mi ego.
Lo hacen trizas y yo respiro
al fin, contenta.
Vos no llegás hasta ahí,
tenés un manto de protección invisible
que habla con gatos y peces.
No son de nuestro equipo
y me siento reina, reina de tu inacción.
Los perros siempre me dicen qué hacer.